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Si ella no lloró sangre
jamás nadie,
ni Jesucristo lo hizo.
Tenía el poder de la verdad
del inocente
del mendigo.
Sus ojos,
eran dos pequeños zafiros
bordeados de rubí
o quizás eran rojos
por los tragos y los cigarrillos.
La cruda realidad es que
había llegado más lejos,
había corrido más rápido.
Yo sabía que había que correr
muy veloz para llegar tan lejos.
Y que hay un punto de no retorno.
No eran los hombres;
ella no vendía su alma.
Era gran parte de su libertad.
Llevaba sus ojos
tatuados en mi memoria
y en el fondo
como en un túnel
me veía a mi mismo.


HACIA LA LUZ

I.
Quiero pensar que
un día, como éste,
cansada ya de buscar
mirando quizás
la pared blanca
de la habitación
o quizás mirando
el cielo azul del mundo,
despertarás entendiendo
que ha llegado la hora
de mirarse en el espejo.


II.

Despertarás,
un día como éste
desnuda como un cristal.
Y, el amor, como luz
que atraviesa el hielo;
disipará todo tu miedo.
Querrás saber
de las cosas que son verdad
de la vida
de todo lo bueno.

DE NUEVO AL ABISMO


E internarse de nuevo en el bosque oscuro
donde no llega ni un rayo de esperanza.
Yo que nací con la esperanza en los labios,
que imaginaba volar alto.
Ahora, regreso al paraíso perdido.
Sin vida, por las calles errante,
naufragando en el asfalto,
lejos de todos los lugares.
Las lágrimas marcarán el sendero
de vuelta hacia ningún sitio.
De nuevo al abismo.

ESTE LENTO ASESINATO




















He abierto la cabeza
de un hombre y he visto
su abismo de miseria.
Esperar hasta la muerte.
Envejecer y sólo envejecer,
viendo el reloj marcando
el tiempo; tic, tac,
tic, tac, y delante
del segundero
como una guadaña
acechando al reo,
va tu vida y,
cada hora más pesada
cada día más angustiados
cada año más sedientos.
He abierto la cabeza
de un hombre y he visto
su abismo de miseria.
¿He visto de cerca la vida
y que he encontrado?
Buscar para perderse
para no encontrarse
para enloquecer
miserablemente
con este lento asesinato.

EL HORIZONTE ES BLANCO



He mirado por la ventana y, he visto.
He visto cosas que antes no podía ver.
Había abundante agua, tierra y luz.

Y mis dedos jugando con su cabello;

se gira y me regala una sonrisa
que me devuelve a un horizonte blanco,
y a todas las cosas que son verdad.

Había abundante agua, tierra y luz
como para abastecer a miles de niños
en un paraíso nada lejano.

He mirado por la ventana,
en una mañana blanca.

LA VERDAD, EL CAMINO Y LA VIDA


He vivido siempre en la duda
atormentado en rutas siniestras
tratando de encontrar luz
en pasadizos silenciosos.
Creía que no habían límites
para esa búqueda atroz
de la verdad de las cosas,
de la bondad y de la vida.
He malgastado mi tiempo
en charlas sin sentido
con cadáveres espirituales
y calaveras de Hamlet.
Yo era el loco, y mi perdición
todo lo que se apartaba de lo bueno.
Treinta años buscándote padre
sin saberlo, en lo mundano.
En todos los vicios enfermizos.
Agotado en la duda.
Sin paz, sin amor.
Pero poco a poco,
fui entendiendo y,
un día como éste
algo nació en mi corazón.
Desperté desnudo,
como un cristal 
frente a un espejo.
Y con la luz de la primavera
pude ver como la montaña
se alza hasta tocar el cielo.
Entonces encontré el camino.
Entonces encontré la verdad.
Entonces encontré la vida.

EL ÚLTIMO POEMA


I. PARA ABRIR EL ABISMO

Aferrado como estoy a ninguna parte,
cuando quiero evadirme, 
sólo una pregunta es suficiente
para abrir el abismo:
¿Dónde vas a ir a buscar tu canción?
¿Dónde vas a escribir tu último poema?
El que diga todas las cosas que son verdad.
No quiero mirar de frente las horas muertas
como un tranvía en una estación abandonada
a las patadas, al frío y a la soledad.


II. LA SOLEDAD

La soledad, por si no lo saben,
es un espíritu malvado que,
cuando miramos hacia adelante 
clava en nosotros su aspera desesperanza.
No quiero ser un pasajero de ese tren.
¡No quiero ser un pasajero de este tren!
Ver morir las hojas del calendario
como fotografías antiguas
que han cambiado de color.


III. EL REMORDIMIENTO

Son pálidos recuerdos
los que vienen a mi mente marchita
Sí, ese luminoso Edén de la niñez:
Mi madre con sus manos suaves 
doblando las sábanas,
el primer beso que me dieron
y también las patadas.
Tenía un sueño en la niñez:
Quería levantarme y hacer todas las cosas bien
desde aquel ahora hasta el final de mis días.
Supongo que soñaba con ir al cielo.
Luego vino la realidad de un día tras otro
acumulando faltas, deudas, golpes, errores;
remordimiento al fin.
Quería ser santo. 
Quería ser perfectamente bueno.
Pero el corazón alberga siniestras rutas
hacia el mal. el odio y la destrucción.
Y así durmió mi pensamiento,
no sé ya cuanto tiempo
que recuerdo aquel lejano sueño
como el sueño de otro.
Otro que no fui yo.

IV. DESPERTAR

Los sueños son,
para quien quiera saberlo
una maldición de Dios.
Refinadas máquinas de tortura
que cuando despertamos
se disparan en nuestras sienes.
Despertar de los sueños,
busquemos el último poema escrito,
el que dice todas las cosas,
que responde a todas las preguntas.
Y dejemos de evadirnos,
en la estación de la soledad.
La realidad es aquí y ahora.

QUIERO ALCANZAR UNA LUZ

A veces,
me parece que las palabras fueran sólo una;
que todo lo que decimos quisiera decir una sola cosa nada más
impronunciable
como querer de un golpe
ir a la esencia de las cosas
y sin decir nada, decir algo
o diciéndolo todo, expresar,
sólo una amalgama de pensamientos
que no consiguen hacer pie en ninguna parte.
No abrazamos ninguna idea sólida,
sobre la que descansar la mente, el espíritu,
o cualquier cosa que sea esta voz.
Son las canciones entonces, los cuentos,
todas las manifestaciones artísticas,
incluso los gestos o los balbuceos
manos que intentan agarrar una sola cosa
que es etérea, divina y que descansa de lo viviente.
Ese más allá, que queda tan cerca,
y es a la vez tan escurridizo
como un objeto preciado y pesado
en las manos torpes de un niño.


Es uno de esos días pálidos de otoño,
como un viejo papel por escribir.
La mano blande la pluma dudando,
y las palabras se pierden al margen.
Se olvidan las historias que no han ocurrido,
como las sombras de los seres al anochecer.
Hoy es uno de esos días lentos
en los que el tiempo se detiene
y parece que no pasara nunca nada.
Es uno de esos días en los que piensas
que las cosas ocurren en otro lugar,
en alguna ciudad remota de la imaginación.
En estos largos días, siento el peso de las cosas
y que la vida es una existencia solamente.





Desde donde estalla el alma
en el centro mismo de mi universo
aquella magia vieja
que se perpetua
la vida
esa sutil pesadilla
en la que despertamos jugando
y morimos luchando
hasta donde llega mi conciencia
hoy
la historia de lo humano
es esencialmente
una historia de dominación
de
primero
fuertes sobre débiles
y poco a poco
mentes sobre mentes
almas sobre almas
donde asesinos
todos
de lo único que nos hace humanos
(la humanidad)
nos devoramos en silencio
sutil la tortura del sicario
apretando
levemente
las tuercas del horror.

Es un yin yang desequilibrado
es una pirámide
es una enfermedad del alma
una expulsión del paraíso
es una pesadilla kafkiana
el mundo de un psicópata
la paranoia de un psicótico
el placer del sádico sobre el sumiso
es guerra continua,
de perdedores sobre perdedores.


EL MIEDO CORONARÁ EN TU PECHO UN NIDO DE ODIO


Algo te empujará
terriblemente hacia abajo.
Algo te aturdirá
en el espejo de tu alma,
aniquilando contra el suelo
tu realidad herida.
Querrás saber su nombre
y lo buscarás lejos de ti,
lo combatirás fuera de ti:
En tristes entierros,
huidiza tu voluntad,
como la sombra del cuervo.
Desearás no haber nacido
cuando descubras que
oprimiendo a tu corazón
como una funda mortuoria,
así, el miedo, coronará
en tu pecho un nicho de odio.
Te sentirás acorralado.
Tus labios mudos
suplicarán en oración a Dios,
en busca de una fe
enterrada en el olvido.

La camarera al verle llegar
dijo que estaba muy seria.
Luego bebió durante unas pocas horas.
Y a la una de la noche ya estaba borracha.
Se rió como una loca durante un rato.
Era como un resplandor
antes de caer en la depresión.
Luego el mundo se le vino encima.
Luis, cuando la vio llorar
le preguntó qué le pasaba
-No encuentro mi sitio,  dijo.
Algo así , no recuerdo las palabras exactas.
Él,  dijo que la llamará.
Lo cierto, es que se fue
a casa borracha triste y sola.
Hoy han encontrado pedazos de su cuerpo
en un tren de alta velocidad.
No quiero expresarlo de ninguna forma poética
la verdad es que andamos por la vida errantes
no llegamos a conocer nunca a nadie.
Y lo único que nos sucede
es que no sabemos lo que nos pasa*.
                                                           
*parafraseando a Ortega y Gasset