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Tú que ibas a estar ahí
cuando las cosas salieran mal,
cuando ya no viéramos camino
-sin luz, sin norte-.

Tú que ibas a estar ahí
a propósito de mis quebrantos:
Explotado por dentro
como un animal acorralado
-con miedo, con ira, sin mañana-.

Dedicarte un sueño
es singularmente doloroso.
Simplemente desapareciste
entre las vidas normales
los trajes de presumir
y la infinita indiferencia.




Al tiempo, casi sin pensarlo, te das cuenta de que hay un tipo de soledad que no puedes llenar. Es como llevar una tormenta en las entrañas. Es una lucha contigo mismo. Un puente hacia ninguna parte.

He tratado de llenar como he podido ese pedazo de insatisfacción, y luchado en la batalla, y he perdido la guerra. Es como una espiral infinita o como una laguna casi seca. Esa soledad, que forma parte de ti, que no puedes sacar de dentro, me ha acompañado en cada instante de mi vida.Yo soy uno de esos hombres grises que pelean por un poco de felicidad. Soy uno de esos que llama a la vida existencia. Pero de esa lucha, de cada día, he sacado algo que podríamos denominar positivo, una lección.

La lección en verdad es siempre la misma. Es como una herida que se hace cada vez más grande. La vida conlleva, por tanto, dolor y sufrimiento. Conozco los caminos que conducen a los hombres a evitar el dolor y el sufrimiento. A veces, hay que pellizcarse para saber si uno está viviendo en una pesadilla. A veces, despiertas y realmente estás viviendo en una pesadilla.


No alcanzo a comprender bien este vacío. Nadie alcanza a comprender la naturaleza de este tipo de soledad. Así, aunque andamos rodeados de seres humanos por todas partes vivimos en una especie de cárcel en nuestro interior. Muchas veces he buscado la maldita llave y muchas veces he tropezado. Muchas veces me hundo cuando me pregunto si es que no existe la llave. Y ya a esta edad comprendo que será una tormenta que me acompañará siempre. Desde la cuna hasta el ataúd.

SOBRE LA SOLEDAD




Al tiempo, casi sin pensarlo, te das cuenta de que hay un tipo de soledad que no puedes llenar. Es como llevar una tormenta en las entrañas. Es una lucha contigo mismo. Un puente hacia ninguna parte.

He tratado de llenar como he podido ese pedazo de insatisfacción, y luchado en la batalla, y he perdido la guerra. Es como una espiral infinita o como una laguna casi seca. Esa soledad, que forma parte de ti, que no puedes sacar de dentro, me ha acompañado en cada instante de mi vida.Yo soy uno de esos hombres grises que pelean por un poco de felicidad. Soy uno de esos que llama a la vida existencia. Pero de esa lucha, de cada día, he sacado algo que podríamos denominar positivo, una lección.

La lección en verdad es siempre la misma. Es como una herida que se hace cada vez más grande. La vida conlleva, por tanto, dolor y sufrimiento. Conozco los caminos que conducen a los hombres a evitar el dolor y el sufrimiento. A veces, hay que pellizcarse para saber si uno está viviendo en una pesadilla. A veces, despiertas y realmente estás viviendo en una pesadilla.


No alcanzo a comprender bien este vacío. Nadie alcanza a comprender la naturaleza de este tipo de soledad. Así, aunque andamos rodeados de seres humanos por todas partes vivimos en una especie de cárcel en nuestro interior. Muchas veces he buscado la maldita llave y muchas veces he tropezado. Muchas veces me hundo cuando me pregunto si es que no existe la llave. Y ya a esta edad comprendo que será una tormenta que me acompañará siempre. Desde la cuna hasta el ataúd.

SOBRE LO INVISIBLE


Nada amigos sobre lo que no palpamos. Nada. Ninguna respuesta es suficiente. Ninguna señal es determinante. Caminamos hacia la muerte sin ningún sentido. Sólo el caos parece un lugar apacible en el que descansar. 

De la verdad, mejor no hablar ni de verdad ni de certezas. Las palabras son como de humo. El pensamiento es un buque entre la niebla. Naufragando. 

Adiós amigos. Adiós a todos. Las lágrimas impregnan mis ojos. Mi corazón está cansado. Quiero ser polvo. Descansar en la montaña. Voy a implosionar. Voy a reventar por dentro, con esta herida, con tu herida también. 

No vamos hacia ninguna parte. Nuestras no-vidas son un espectro en grises. Hasta el silencio parece mi enemigo. No me ayuda. Me hace más consciente. Más consciente del dolor. 

El amor es un contrato y un egoísmo de dar lo que no se tiene, lo que nadie tiene.
Sólo despertamos para acabar el día.

La amistad es un esfuerzo doloroso por huir del dolor. 

La vida de los hombres no tiene esencia. La esencia al final es el absurdo. 

Creo razonablemente que vivimos una especie de infierno. Somos malditos. Al planeta Tierra debiéramos llamarlo Lento Holocausto. El placer hace más insoportable al displacer. El hedonismo es la forma más vana de vivir. Quizás también la más lenta de sufrir.

Religiones o espiritualidad no son más que cuentos y locura a partes iguales. Quizás haya que creer en un relato para encontrar paz. Quizás una buena historia pueda explicar todo esto. Entonces vivir en un relato sería exiliarse de la no-vida. Todas las revelaciones tienen una parte de locura y una parte de mentira. 

 La lucidez es otro relato más. Todos estamos locos. Los locos están razonablemente sanos. Algunos viven en su mundo. Qué suerte poder vivir en otro mundo. Imagino, siempre desde mi deformación cristiana, que otros hombres viven en el cielo. Pero soy incapaz de pensar un cielo distinto de la nada. 

El tiempo es el intento de ordenar las desdichas. Es quizás la máquina de tortura más sofisticada después de la vida misma.

De la historia más grande jamás contada por ahora (Parte I)


Es una historia de luces y sombras. Empieza con un padre autoritario que crea a un hombre en un paraíso falso, con serpientes y prohibiciones. Le siguen muchas historias alegóricas que han sido interpretadas a lo loco, a lo Quijote, a lo Hitler: Diluvios universales, maná que llueve del cielo...
La segunda parte, habla de un superhombre divino que a la edad de 30 años comienza a predicar y a tener seguidores para más tarde ser crucificado por caprichoso. Tras su captura, persiguen a sus seguidores que empiezan a hablar de él y a escribir ríos de tinta y sangre en lo que luego se convertiría en un best seller internacional. Lo matan en una cruz. Por mi, por ti y por todos. Al tercer día resucita y levita hasta perderse solo Dios sabe donde. Y así, cambia para siempre la historia de la humanidad. Luego vienen otros hombres y crean una asociación sin animo de lucro basada en esos cuentos. Más tarde se convierte en Sociedad Anónima o Limitada. En esto dudo, como en muchas cosas más. Hay hombres que no dudan. Hay hombres que elevan su palabra a la categoría de verdad absoluta, y no dudan. No dudan porque tienen claro que ese libro es la palabra de Dios dictada letra a letra a los hombres. No dudan de la Biblia. En cambio, dudan de los hombres que no son como ellos. Dudan de otras religiones. Se vanaglorian de ir al cielo, como si los demás simplemente fuéramos a perecer. Dudan de casi todo lo que no pone en su libro grande. Su Dios, sin ellos saberlo, es ese libro.
Otros hombres adoptan otros libros, con otros cuentos, de la misma manera.  Aquí nadie se pone de acuerdo. Porque su libro es el bueno y no el otro. Son hombres que miran de reojo a otros hombres. Son hombres que juzgan. Personas que se erigen dueñas y señoras de la verdad. No relativizan. Sólo lo que les conviene. En el fondo son hombres que creen en dioses de papel. No creen en el hombre. No creen que todos somos divinos.

CÓMO ESCRIBIR EN LA OSCURIDAD


Para escribir usa tu entendimiento del mundo y de ti mismo.  Piensa que dentro llevas algo nuevo, diferente a todo lo demás. Busca y encuentra quién eres. Busca y encuentra tu verdad, aquello que has venido a traer al mundo. Escribir, crear, el arte en general, pasa por saber quién eres y qué es lo que te rodea.
Tienes que saber, que eres como una estrella en una noche de luna nueva: su luz de siglos, ilumina una porción del firmamento, pero para ver el sendero que nos lleva a través de la vida, desde el nacimiento hasta la sabiduría y la felicidad, hacen falta miles de estrellas.
 Cuando escribas, conecta con lo divino. Si no crees en lo divino debes de poner orden en tus creencias. Si crees, escribe siempre desde ese manantial. Son las creencias el agua donde germina la semilla de la experiencia. Y la experiencia es conocer, conocer la verdad. Sobre todo tu verdad interior. Así la semilla da su fruto luminoso, como la manzana crece en el árbol de la ciencia del bien y del mal.  
Escribe desde la soledad de una habitación. Enfrentándote a ti mismo. Desafiando al mundo en un salto inmortal. En un salto al abismo indescifrable de la creación, pero, para ti y para tu público. Escribe seriamente desde tu soledad, olvidando fama y gloria, pero, teniendo en cuenta que el fin último es dar luz donde antes había tiniebla. Salta por encima de los nuevos talentos de las editoriales multinacionales. No te desaproveches así. No pierdas tu tiempo. Escribe para quien se hace preguntas. Tarde o temprano tu público te encontrará. Así que dale a tu obra cierta garantía de eternidad.

Aspira a la desnudez, a la sencillez. A veces, con lo poco se dice mucho, como cuando un poema que trata de lo particular expresa lo universal. O, como cuando un relato que narra un hecho concreto da cuentas de lo esencial. Utiliza un esquema de ideas. Deja que fluya el pensamiento pero canaliza la magia. Piensa en la obra como en un todo vertebrado, pero abierto al cambio y a la improvisación. La naturaleza de la creatividad es accidental. No vayas en contra de la corriente.

Escribe con grandes palabras pero no dependas de un diccionario. Revela en cada oración tu mejor idea, como si cada oración fuera el título de tu mejor obra. Y cada obra, una obra maestra. Esfuérzate en ser preciso con las palabras de manera que digas exactamente lo que quieres decir. Sé preciso calculando que palabra es más apropiada a la idea a la que hace referencia. No es lo mismo una tormenta que una tempestad, ni es lo mismo escribir a sabiendas, que escribir a tontas y a locas. Evidentemente, el que más arriesga más se equivoca. Así que arriesga con el valor y la humildad de quien no tiene nada más que su palabra.
No se trabaja de escritor. Ser escritor es una forma de vida como ser santo, prostituta, científico o profeta. Tú no sabes el porqué, pero no puedes parar de escribir. Aún cuando nada es favorable, el arte se revela, contra todo si hace falta, por encima de la guerra, de la enfermedad, de la miseria y la muerte. 
Sé original. Dí sólo lo que te pertenece. La tarea no es sencilla. Hay mucho escrito, mucho creado. La historia es larga y el tiempo escaso. Cíñete a tu parcela de verdad. En general, no seas aburrido. No crees demasiadas rutinas, ni en la vida, ni escribiendo. La creatividad pasa por nuevos caminos en busca de la sabiduría, siempre a la luz de tu estrella.

LA MALDICIÓN DEL POETA



Después de Edén -el poeta- preguntándose su alma sobre los hielos del mundo: 

Hasta lo que me es conocido, el lírico encierra el desafío de crear belleza. Le preguntarán por los números y otras cuestiones que sólo atienden a razones. Pero el pensamiento poético responde con interrogantes bellos, verdaderos y dolorosos. Ser poeta es ser fundamentalista o radical hasta morir. Su pasión, experimentar en las calles y en los caminos, en los senderos y en los callejones del laberinto de la vida. El alma encarnada del lírico, encierra en sí misma, todos los misterios. Los hielos del mundo no son sino parcelas en su piel. Su mirada es una espada. Por eso, su alma es pesada y huye de toda ligereza. Su vida es fastuosa siempre. Porque en la piedra más pequeña encuentra el reto. El reto de superar la belleza del mundo. Adán, sin saberlo, fue el primer poeta. El primero que quiso saber que encierra la creación en sus entrañas. El primero que quiso superar al creador. Ese es el reto y la maldición del poeta. Y todavía no he conocido a un hombre que no participe de alguna manera de este sufrimiento.

DEL SILENCIO


Venimos al mundo, a priori, sin manual de instrucciones, sin una guía de como vivir y lo más importante sin respuestas a los grandes interrogantes. Nacemos. Y antes de darnos cuenta cargamos con treinta o más años a las espaldas. Treinta años de danzar hacia la niebla. De escrutar en la noche. De respirar y sólo respirar. Pero al aire le falta algo. Y Dios no da tregua.


Su silencio. El silencio de las cosas. Y seguimos... Decidir no es una opción. Avanzamos con un proyecto de vida basado en... basado en esquemas bastante simples. Unos aspiran a la felicidad. Muchos al poder. Y la muerte, innombrable nos espera a todos para igualar proezas, victorias y también derrotas.


No podemos parar. El tiempo nos devora. Nuestros cuerpos se corrompen por el vicio, para muchos por el pecado. Y así, reos de la moral, de la moral que no hemos elegido, estrangulamos nuestra libertad e intentamos huir del hedonismo.


También huimos del ideal del santo. Para la mayoría la conducta, fruto del alma, simplemente es moderada. Imitamos al padre y a su progenitor. Y como copias, unos de otros intentamos conseguir más de ese algo. Ese algo poderoso que de nuevo calma el dolor y nos adentra en el silencio.