SOBRE LO INVISIBLE
Nada amigos sobre lo que no palpamos. Nada. Ninguna respuesta es
suficiente. Ninguna señal es determinante. Caminamos hacia la muerte sin ningún sentido.
Sólo el caos parece un lugar apacible en el que descansar.
De la verdad, mejor no hablar ni de verdad ni de certezas. Las
palabras son como de humo. El pensamiento es un buque entre la niebla. Naufragando.
Adiós amigos. Adiós a todos. Las lágrimas impregnan mis ojos. Mi corazón
está cansado. Quiero ser polvo. Descansar en la montaña. Voy a implosionar. Voy
a reventar por dentro, con esta herida, con tu herida también.
No vamos hacia ninguna parte. Nuestras no-vidas son un espectro en
grises. Hasta el silencio parece mi enemigo. No me ayuda. Me hace más
consciente. Más consciente del dolor.
El amor es un contrato y un egoísmo de dar lo que no se tiene, lo que
nadie tiene.
Sólo despertamos para acabar el día.
La amistad es un esfuerzo doloroso por huir del dolor.
La vida de los hombres no tiene esencia. La esencia al final es el
absurdo.
Creo razonablemente que vivimos una especie de infierno. Somos
malditos. Al planeta Tierra debiéramos llamarlo Lento Holocausto. El placer
hace más insoportable al displacer. El hedonismo es la forma más vana de vivir.
Quizás también la más lenta de sufrir.
Religiones o espiritualidad no son más que cuentos y locura a partes
iguales. Quizás haya que creer en un relato para encontrar paz. Quizás una
buena historia pueda explicar todo esto. Entonces vivir en un relato sería
exiliarse de la no-vida. Todas las revelaciones tienen una parte de locura y
una parte de mentira.
La lucidez es otro relato más. Todos
estamos locos. Los locos están razonablemente sanos. Algunos viven en su mundo.
Qué suerte poder vivir en otro mundo. Imagino, siempre desde mi deformación
cristiana, que otros hombres viven en el cielo. Pero soy incapaz de pensar un
cielo distinto de la nada.
El tiempo es el intento de ordenar las desdichas. Es quizás la máquina
de tortura más sofisticada después de la vida misma.