Llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, como una eternidad sin aliento. Llueve como yo siento. Las lágrimas del cielo, en silencio golpean sobre mi cuerpo desnudo.
Ya no tengo rumbo, ya no tengo ni edad ni pulso. Ahora hace tres meses desde que te alejaste, sin rumbo. Tu rostro destruido se me hace difícil de olvidar.
Alguien grita a lo lejos. Yo me agarro fuerte de la barandilla y pongo mis piernas y mi cuerpo al otro lado. Ahora, las voces suenan más enérgicas y yo me hago más fuerte en mi decisión.
Es la hora exacta, el mismo puente y la misma Luna. Ahora quiero ser como la lluvia y caer sobre la tierra mojada.
Las luces de los coches me ciegan y salto. Creo que voy a voy a vomitar mientras caigo. Y en ese momento, algo se rompe en mi existencia. Es la vida, que me abandona con su cielo y, su infierno.