He despertado sobresaltado,
en mitad de la noche,
gritando desesperado
en un oscuro zulo
en el que la luz de la luna
a penas permitía discernir nada.
Pedía auxilio y no había nadie
hasta que, en medio de un ataque,
he vomitado un liquido oscuro.
Cuando he vuelto a dormir
sobre la tierra helada,
he notado, una luz tímida
jugueteando en el ribete de mis párpados.
Y al abrir los ojos a la noche,
a la vez de un golpe
una voz grave y terrible
y un cuchillo atravesando mi pecho.