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ESTE LENTO ASESINATO




















He abierto la cabeza
de un hombre y he visto
su abismo de miseria.
Esperar hasta la muerte.
Envejecer y sólo envejecer,
viendo el reloj marcando
el tiempo; tic, tac,
tic, tac, y delante
del segundero
como una guadaña
acechando al reo,
va tu vida y,
cada hora más pesada
cada día más angustiados
cada año más sedientos.
He abierto la cabeza
de un hombre y he visto
su abismo de miseria.
¿He visto de cerca la vida
y que he encontrado?
Buscar para perderse
para no encontrarse
para enloquecer
miserablemente
con este lento asesinato.

SOBRE LO INVISIBLE


Nada amigos sobre lo que no palpamos. Nada. Ninguna respuesta es suficiente. Ninguna señal es determinante. Caminamos hacia la muerte sin ningún sentido. Sólo el caos parece un lugar apacible en el que descansar. 

De la verdad, mejor no hablar ni de verdad ni de certezas. Las palabras son como de humo. El pensamiento es un buque entre la niebla. Naufragando. 

Adiós amigos. Adiós a todos. Las lágrimas impregnan mis ojos. Mi corazón está cansado. Quiero ser polvo. Descansar en la montaña. Voy a implosionar. Voy a reventar por dentro, con esta herida, con tu herida también. 

No vamos hacia ninguna parte. Nuestras no-vidas son un espectro en grises. Hasta el silencio parece mi enemigo. No me ayuda. Me hace más consciente. Más consciente del dolor. 

El amor es un contrato y un egoísmo de dar lo que no se tiene, lo que nadie tiene.
Sólo despertamos para acabar el día.

La amistad es un esfuerzo doloroso por huir del dolor. 

La vida de los hombres no tiene esencia. La esencia al final es el absurdo. 

Creo razonablemente que vivimos una especie de infierno. Somos malditos. Al planeta Tierra debiéramos llamarlo Lento Holocausto. El placer hace más insoportable al displacer. El hedonismo es la forma más vana de vivir. Quizás también la más lenta de sufrir.

Religiones o espiritualidad no son más que cuentos y locura a partes iguales. Quizás haya que creer en un relato para encontrar paz. Quizás una buena historia pueda explicar todo esto. Entonces vivir en un relato sería exiliarse de la no-vida. Todas las revelaciones tienen una parte de locura y una parte de mentira. 

 La lucidez es otro relato más. Todos estamos locos. Los locos están razonablemente sanos. Algunos viven en su mundo. Qué suerte poder vivir en otro mundo. Imagino, siempre desde mi deformación cristiana, que otros hombres viven en el cielo. Pero soy incapaz de pensar un cielo distinto de la nada. 

El tiempo es el intento de ordenar las desdichas. Es quizás la máquina de tortura más sofisticada después de la vida misma.

EL HORIZONTE ES BLANCO



He mirado por la ventana y, he visto.
He visto cosas que antes no podía ver.
Había abundante agua, tierra y luz.

Y mis dedos jugando con su cabello;

se gira y me regala una sonrisa
que me devuelve a un horizonte blanco,
y a todas las cosas que son verdad.

Había abundante agua, tierra y luz
como para abastecer a miles de niños
en un paraíso nada lejano.

He mirado por la ventana,
en una mañana blanca.

LA VERDAD, EL CAMINO Y LA VIDA


He vivido siempre en la duda
atormentado en rutas siniestras
tratando de encontrar luz
en pasadizos silenciosos.
Creía que no habían límites
para esa búqueda atroz
de la verdad de las cosas,
de la bondad y de la vida.
He malgastado mi tiempo
en charlas sin sentido
con cadáveres espirituales
y calaveras de Hamlet.
Yo era el loco, y mi perdición
todo lo que se apartaba de lo bueno.
Treinta años buscándote padre
sin saberlo, en lo mundano.
En todos los vicios enfermizos.
Agotado en la duda.
Sin paz, sin amor.
Pero poco a poco,
fui entendiendo y,
un día como éste
algo nació en mi corazón.
Desperté desnudo,
como un cristal 
frente a un espejo.
Y con la luz de la primavera
pude ver como la montaña
se alza hasta tocar el cielo.
Entonces encontré el camino.
Entonces encontré la verdad.
Entonces encontré la vida.

LA MIRADA DEL LOBO



Toledo,
a 31 de enero de 2016

"Cuenta mi leyenda que Eva murió en uno de los primeros asaltos. Mi pérdida y lo que la provocó son el corazón de este documento. Mi leyenda comienza así, sin explicaciones ni preámbulos. Empieza en la creencia en el mal como espíritu. En la creencia de Satán como encarnación del mal. Y en el respeto y el repudio a su poder. Sólo la nieve sabe el misterio de Satanas*.


 Fue como una sombra avanzando lentamente sobre la ciudad. Primero unos ojos turbios tras una esquina, un animal merodeando aquí y allá. Luego el sonido  de mil pisadas enérgicas y los gritos  en la noche. Pronto la sangre tiñó la nieve sobre el asfalto y, los aullidos insoportables de las bestias devoraron nuestras almas.

Son las 7 de la tarde, huyo desesperadamente de una manada de lobos que me ha asaltado en un pequeño pasadizo. Abandoné mi vehículo sin gasolina a pocos kilómetros. El hambre y la sed son más fuertes que el miedo.

Al principio nadie se tomaba en serio a los lobos. Sólo cuando fue demasiado tarde y Toledo a lo lejos desaparecía entre el humo de los automóviles, empezamos a darnos cuenta que habíamos perdido la guerra. Pero yo decidí quedarme. Decidí enfrentar a la bestia. Tenía que mirar de frente sus ojos y clavar mi cuchillo en su barriga. Por Eva, a quien tanto había querido.  Ahora corro por mi vida, pero ya no puedo más.

He salido del pasadizo, corro una calle en cuesta, el refugio está cerca.  Me vuelvo abriendo la navaja y escruto esos ojos rojos que de repente me rodean y me desgarran la carne salvajemente. No siento dolor. Mi sangre brotando como ríos y mi mente se disuelve en el inconsciente.                                                                                                

El mar. El inmenso azul del mar y una isla perdida a lo lejos. Eva descansa sobre la cama, dormida, exactamente, bella.  No tengo un recuerdo mejor del pasado. Cuando la paz y el sol llenaban cada amanecer.

Despierto sobresaltado. El cuerpo duele como si me hubieran cosido las heridas con un cuchillo de monte. Estoy en el refugio, a salvo de los depredadores. Lucas me cuenta que llegaron justo a tiempo, por casualidad. Me ha ordenado que no salga solo y ha dispuesto para mí de un arma de fuego. Me ha puesto al día de la situación, con la nieve y el temporal, el ejército tardará en entrar en la ciudad.

Por las noches los aullidos insoportables, el crujir de la carne y de los huesos, los pasos de los lobos corriendo atropelladamente tras una nueva presa. Ríos de lobos por cada avenida, por cada rincón, como locos hambrientos devorando un cadáver sobre la mesa de una cafetería o merodeando por los pasillos de un centro comercial donde, al acecho, tras el cristal de una cabina telefónica, lloraba una niña abandonada.  

Recuerdo ver con los prismáticos a la niña tras el cristal de la cabina y veinte lobos lamiendo y arañando su esperanza. Desoyendo el consejo de Lucas salí del refugio pisando la nieve resbaladiza. Al llegar, quité el seguro a la beretta y apunte al más grande. Un único disparo fue suficiente para reventar al animal sin dolor. El resto huyó, de momento, hacia las sombras de las que provenían.

Cuando, las explicaciones racionales, son insuficientes, se avivan las creencias en lo sobrenatural. Vivíamos en una ciudad maldita. Realmente estábamos en el infierno. Y mucha gente comenzó a creer que el Apocalipsis había llegado a Toledo, donde arderíamos para siempre entre lobos.

Solo la nieve sabe la grandeza de Satán. La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Pero habíamos visto demasiado. Velando el cuerpo de mi mujer aprendí que hemos venido al mundo para morir y ese es el castigo: no poder  alcanzar la inmortalidad.

Los últimos abandonan hoy la ciudad. Yo me quedo con Silvia. La niña que rescaté. No se quiere separar de mí. Y a estas alturas yo no me quiero separar de ella. Después de dos días incomunicados por la tempestad, la radio nos trae noticias de otras ciudades. La invasión de los lobos se ha extendido a otros pueblos limítrofes. Incluso las primeras manadas están sembrando el pánico en Madrid. Los militares están tomando el mando. Se aconseja a la gente que no salgan de sus casas. Un consejo de biólogos ha examinado a varios ejemplares muertos. El tamaño de los lobos es mayor que el habitual. Los colmillos son más largos y los ojos rojos como la sangre. Han confirmado rabia en algunos de estos animales. La comunidad científica está conmocionada.

En el refugio somos ocho. Los últimos de Toledo. La resistencia ante algo que creemos imparable.  El castigo de los dioses. Silvia, delante del fuego, está jugando al Carcassonne con Ignacio. Mientras, Soraya, prepara arroz con verduras y un poco de pollo. Aunque la ciudad está llena de alimentos envasados, ir a por ellos es todo un reto que puede acabar en una aventura letal.  Los alimentos frescos escasean. Están pudriéndose en los almacenes, en los frigoríficos y en las despensas.

Lucas ha salido con el resto de la cuadrilla para encontrarse con los militares. De momento no hay noticias del lobo. Han pasado cuatro horas desde que se fueron. Demasiado tiempo. Empiezo a ponerme nervioso.  La televisión está dando la noticia todo el tiempo. Pero nada de información que pueda darme alguna pista de porqué se retrasa su llegada. 

De repente salta la alarma y la calma se rompe. Algo o alguien han entrado en el perímetro de seguridad.  En la cocina cae un plato estallando contra el suelo. Ignacio me mira con desasosiego y Silvia empieza a gimotear. Entonces, quito el pestillo de seguridad a la beretta,  cargo el arma y me dirijo a la ventana. Ignacio con la escopeta se dirige a la parte de atrás donde está el ventanuco. Soraya se ha quedado apaciguando a la niña que deja de gimotear. La alarma sigue sonando. Y mientras pasan los minutos como horas.

A lo lejos, empiezo a ver algo que no distingo, podría ser el ejército por sus dimensiones. A medida que se acerca, esa masa indefinida, mi mente se tensa como la soga de un reo condenado a la horca. Y, cuando consigo discernir de qué se trata, un impulso eléctrico me recorre y se clava como un punzón en mi estómago. Es el miedo, que ahora nubla mi arrojo.  El miedo. El miedo al misterio, el miedo a no saber, a no conocer, a experimentar las dimensiones más extravagantes de lo desconocido. El miedo por la duda. ¿Realmente ocurrió ante mis ojos o solamente soñaba? No lo sé, aún, pero lo que vi, fue, infinitos lobos corriendo como alucinados acercándose hacia mí.

Yo fui incapaz de decir nada. Del otro lado de la casa, Ignacio gritó. Gritó tan fuerte que Silvia se tapó los oídos y comenzó a llorar. Pero no era lo mismo que yo vi aquello por lo que aquel gritó, sino que él exclamó: “están aquí”.

Y era cierto, miles de soldados, como una marea humana se extendió entre las calles, entre los pasajes y el pequeño laberinto que es ésta ciudad. Sonaban disparos a diestro y siniestro y nosotros también disparábamos hasta que la munición se quedo reducida a unas pocas balas en mi beretta y dos cartuchos en la escopeta. Entonces decidimos subir a la furgoneta para ir a por más armamento, ya que la cuadrilla se había llevado la munición y otras muchas armas. Rumbo a un arsenal de una víctima que yo conocía los soldados se interpusieron en nuestro camino.

Un sargento me explicó que se había decretado el estado de excepción, que Lucas y los otros estaban muertos, que sus cuerpos habían sido encontrados a pedazos. Habían tenido que reconocerlos por el ADN. Sus familiares y amigos estaban destrozados al igual que los supervivientes que habían perdido a algún ser querido en la tragedia. Se oficiará una misa, dijo en presencia de su majestad el rey, y toda la cúpula del gobierno en Madrid. Nos obligaron a marcharnos y no tuvimos alternativa. Me opuse a huir y me llevaron detenido. De camino aún tuve oportunidad de matar un par de lobos más. Hasta que me requisaron el arma.

Nos recibieron como héroes. Toledo quedó desierto, deshabitado y maldito por muchos años. Los lobos no han desaparecido aún del todo. Y de vez en cuando salta la noticia de una víctima más. La prensa nos preguntó porqué no huimos cuando aún estábamos a tiempo. Cada uno tenía sus razones. Yo, personalmente, sólo quería mirar a los ojos del lobo que me sumió en la desdicha e intentar descifrar el secreto de la bestia".


*La cita es del poeta Leopoldo María Panero.
.

EL ÚLTIMO POEMA


I. PARA ABRIR EL ABISMO

Aferrado como estoy a ninguna parte,
cuando quiero evadirme, 
sólo una pregunta es suficiente
para abrir el abismo:
¿Dónde vas a ir a buscar tu canción?
¿Dónde vas a escribir tu último poema?
El que diga todas las cosas que son verdad.
No quiero mirar de frente las horas muertas
como un tranvía en una estación abandonada
a las patadas, al frío y a la soledad.


II. LA SOLEDAD

La soledad, por si no lo saben,
es un espíritu malvado que,
cuando miramos hacia adelante 
clava en nosotros su aspera desesperanza.
No quiero ser un pasajero de ese tren.
¡No quiero ser un pasajero de este tren!
Ver morir las hojas del calendario
como fotografías antiguas
que han cambiado de color.


III. EL REMORDIMIENTO

Son pálidos recuerdos
los que vienen a mi mente marchita
Sí, ese luminoso Edén de la niñez:
Mi madre con sus manos suaves 
doblando las sábanas,
el primer beso que me dieron
y también las patadas.
Tenía un sueño en la niñez:
Quería levantarme y hacer todas las cosas bien
desde aquel ahora hasta el final de mis días.
Supongo que soñaba con ir al cielo.
Luego vino la realidad de un día tras otro
acumulando faltas, deudas, golpes, errores;
remordimiento al fin.
Quería ser santo. 
Quería ser perfectamente bueno.
Pero el corazón alberga siniestras rutas
hacia el mal. el odio y la destrucción.
Y así durmió mi pensamiento,
no sé ya cuanto tiempo
que recuerdo aquel lejano sueño
como el sueño de otro.
Otro que no fui yo.

IV. DESPERTAR

Los sueños son,
para quien quiera saberlo
una maldición de Dios.
Refinadas máquinas de tortura
que cuando despertamos
se disparan en nuestras sienes.
Despertar de los sueños,
busquemos el último poema escrito,
el que dice todas las cosas,
que responde a todas las preguntas.
Y dejemos de evadirnos,
en la estación de la soledad.
La realidad es aquí y ahora.

Y EL QUE ESTÉ FIRME QUE MIRE QUE NO CAIGA


Dónde andabas cuando caíste
y te refugiaste entre la maleza
como un animal acorralado.
A dónde conducían esos caminos.
A dónde, repito, a dónde.
Esos caminos que te alejaron de la luz
y te hicieron prisionero en la celda del horror y la locura
esos caminos que hicieron anidar el odio en tu corazón
esos caminos que tantos otros ya habían pisado.
Escrito está:
"a mitad del camino de la vida".
Todos conocemos esa historia
andaba perdido y me encontré
andaba perdido y te encontré
me refugié en el seno del amor
vi luz al final del túnel.
O mis pies y el polvo al borde de un volcán
un paso más y todo se habría vuelto ceniza
y luego renacer como el ave fénix
hacia el cielo, hacia el cielo.
Hacia dónde esos caminos,
hacia dónde esos senderos tortuosos.
Te regocijabas en tu pena y en tu dolor.
Sólo tenías el placer de destruir a un hombre.
Un hombre, que desnudo, eras tu mismo,
un hombre que frente al espejo
era de carne sin espíritu
y frente a la gente era de madera, de metal
de la madera con que se talla a los santos,
del metal con que se forjan las corazas.
Esos caminos conducían al infierno.
Y ahora que vives en el espíritu
que intentas vivir en el espíritu
ves a los hombres tropezarse
en los mismos caminos
y piensas hasta cuándo
y piensas cuántos más
y así el mundo gira
y el Sol se pone todos los días
sobre todos los seres de Dios
y pocos son los que no abandonan nunca el camino recto
"y el que esté firme que mire que no caiga".

De la historia más grande jamás contada por ahora (Parte I)


Es una historia de luces y sombras. Empieza con un padre autoritario que crea a un hombre en un paraíso falso, con serpientes y prohibiciones. Le siguen muchas historias alegóricas que han sido interpretadas a lo loco, a lo Quijote, a lo Hitler: Diluvios universales, maná que llueve del cielo...
La segunda parte, habla de un superhombre divino que a la edad de 30 años comienza a predicar y a tener seguidores para más tarde ser crucificado por caprichoso. Tras su captura, persiguen a sus seguidores que empiezan a hablar de él y a escribir ríos de tinta y sangre en lo que luego se convertiría en un best seller internacional. Lo matan en una cruz. Por mi, por ti y por todos. Al tercer día resucita y levita hasta perderse solo Dios sabe donde. Y así, cambia para siempre la historia de la humanidad. Luego vienen otros hombres y crean una asociación sin animo de lucro basada en esos cuentos. Más tarde se convierte en Sociedad Anónima o Limitada. En esto dudo, como en muchas cosas más. Hay hombres que no dudan. Hay hombres que elevan su palabra a la categoría de verdad absoluta, y no dudan. No dudan porque tienen claro que ese libro es la palabra de Dios dictada letra a letra a los hombres. No dudan de la Biblia. En cambio, dudan de los hombres que no son como ellos. Dudan de otras religiones. Se vanaglorian de ir al cielo, como si los demás simplemente fuéramos a perecer. Dudan de casi todo lo que no pone en su libro grande. Su Dios, sin ellos saberlo, es ese libro.
Otros hombres adoptan otros libros, con otros cuentos, de la misma manera.  Aquí nadie se pone de acuerdo. Porque su libro es el bueno y no el otro. Son hombres que miran de reojo a otros hombres. Son hombres que juzgan. Personas que se erigen dueñas y señoras de la verdad. No relativizan. Sólo lo que les conviene. En el fondo son hombres que creen en dioses de papel. No creen en el hombre. No creen que todos somos divinos.



CÓMO ESCRIBIR EN LA OSCURIDAD


Para escribir usa tu entendimiento del mundo y de ti mismo.  Piensa que dentro llevas algo nuevo, diferente a todo lo demás. Busca y encuentra quién eres. Busca y encuentra tu verdad, aquello que has venido a traer al mundo. Escribir, crear, el arte en general, pasa por saber quién eres y qué es lo que te rodea.
Tienes que saber, que eres como una estrella en una noche de luna nueva: su luz de siglos, ilumina una porción del firmamento, pero para ver el sendero que nos lleva a través de la vida, desde el nacimiento hasta la sabiduría y la felicidad, hacen falta miles de estrellas.
 Cuando escribas, conecta con lo divino. Si no crees en lo divino debes de poner orden en tus creencias. Si crees, escribe siempre desde ese manantial. Son las creencias el agua donde germina la semilla de la experiencia. Y la experiencia es conocer, conocer la verdad. Sobre todo tu verdad interior. Así la semilla da su fruto luminoso, como la manzana crece en el árbol de la ciencia del bien y del mal.  
Escribe desde la soledad de una habitación. Enfrentándote a ti mismo. Desafiando al mundo en un salto inmortal. En un salto al abismo indescifrable de la creación, pero, para ti y para tu público. Escribe seriamente desde tu soledad, olvidando fama y gloria, pero, teniendo en cuenta que el fin último es dar luz donde antes había tiniebla. Salta por encima de los nuevos talentos de las editoriales multinacionales. No te desaproveches así. No pierdas tu tiempo. Escribe para quien se hace preguntas. Tarde o temprano tu público te encontrará. Así que dale a tu obra cierta garantía de eternidad.

Aspira a la desnudez, a la sencillez. A veces, con lo poco se dice mucho, como cuando un poema que trata de lo particular expresa lo universal. O, como cuando un relato que narra un hecho concreto da cuentas de lo esencial. Utiliza un esquema de ideas. Deja que fluya el pensamiento pero canaliza la magia. Piensa en la obra como en un todo vertebrado, pero abierto al cambio y a la improvisación. La naturaleza de la creatividad es accidental. No vayas en contra de la corriente.

Escribe con grandes palabras pero no dependas de un diccionario. Revela en cada oración tu mejor idea, como si cada oración fuera el título de tu mejor obra. Y cada obra, una obra maestra. Esfuérzate en ser preciso con las palabras de manera que digas exactamente lo que quieres decir. Sé preciso calculando que palabra es más apropiada a la idea a la que hace referencia. No es lo mismo una tormenta que una tempestad, ni es lo mismo escribir a sabiendas, que escribir a tontas y a locas. Evidentemente, el que más arriesga más se equivoca. Así que arriesga con el valor y la humildad de quien no tiene nada más que su palabra.
No se trabaja de escritor. Ser escritor es una forma de vida como ser santo, prostituta, científico o profeta. Tú no sabes el porqué, pero no puedes parar de escribir. Aún cuando nada es favorable, el arte se revela, contra todo si hace falta, por encima de la guerra, de la enfermedad, de la miseria y la muerte. 
Sé original. Dí sólo lo que te pertenece. La tarea no es sencilla. Hay mucho escrito, mucho creado. La historia es larga y el tiempo escaso. Cíñete a tu parcela de verdad. En general, no seas aburrido. No crees demasiadas rutinas, ni en la vida, ni escribiendo. La creatividad pasa por nuevos caminos en busca de la sabiduría, siempre a la luz de tu estrella.

PRIMAVERA


"Los colores, más vivos que nunca, parecían anunciar el sueño de un ángel. Parecía que la luz imprimiera en las cosas su calor de regazo materno..."

QUIERO ALCANZAR UNA LUZ

A veces,
me parece que las palabras fueran sólo una;
que todo lo que decimos quisiera decir una sola cosa nada más
impronunciable
como querer de un golpe
ir a la esencia de las cosas
y sin decir nada, decir algo
o diciéndolo todo, expresar,
sólo una amalgama de pensamientos
que no consiguen hacer pie en ninguna parte.
No abrazamos ninguna idea sólida,
sobre la que descansar la mente, el espíritu,
o cualquier cosa que sea esta voz.
Son las canciones entonces, los cuentos,
todas las manifestaciones artísticas,
incluso los gestos o los balbuceos
manos que intentan agarrar una sola cosa
que es etérea, divina y que descansa de lo viviente.
Ese más allá, que queda tan cerca,
y es a la vez tan escurridizo
como un objeto preciado y pesado
en las manos torpes de un niño.


Es uno de esos días pálidos de otoño,
como un viejo papel por escribir.
La mano blande la pluma dudando,
y las palabras se pierden al margen.
Se olvidan las historias que no han ocurrido,
como las sombras de los seres al anochecer.
Hoy es uno de esos días lentos
en los que el tiempo se detiene
y parece que no pasara nunca nada.
Es uno de esos días en los que piensas
que las cosas ocurren en otro lugar,
en alguna ciudad remota de la imaginación.
En estos largos días, siento el peso de las cosas
y que la vida es una existencia solamente.





Desde donde estalla el alma
en el centro mismo de mi universo
aquella magia vieja
que se perpetua
la vida
esa sutil pesadilla
en la que despertamos jugando
y morimos luchando
hasta donde llega mi conciencia
hoy
la historia de lo humano
es esencialmente
una historia de dominación
de
primero
fuertes sobre débiles
y poco a poco
mentes sobre mentes
almas sobre almas
donde asesinos
todos
de lo único que nos hace humanos
(la humanidad)
nos devoramos en silencio
sutil la tortura del sicario
apretando
levemente
las tuercas del horror.

Es un yin yang desequilibrado
es una pirámide
es una enfermedad del alma
una expulsión del paraíso
es una pesadilla kafkiana
el mundo de un psicópata
la paranoia de un psicótico
el placer del sádico sobre el sumiso
es guerra continua,
de perdedores sobre perdedores.